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Equilibrando el juicio.

Esta semana la energía ordena la polaridad de nuestra mirada interior, abriendo así una puerta que nos permite comenzar a salir de las contradicciones para comenzar a crear una perspectiva de unidad en nuestras vidas. La energía de Abraham que nos llega estos días representa el impulso de vida que nos lleva a manifestar en el día a día quienes somos en esencia a través del amor. El amor es la única energía que nos conduce a la unidad y por lo tanto a la plenitud. El proceso de plasmar en la materia proyectos y relaciones sanas se inicia en una intensión que se manifiesta a través de un deseo que nos lleva a una acción concreta. Esta intención inicial puede ser egoísta o altruista, la dirección de esta intención es la que va a definir el tipo de experiencia que vamos a poder manifestar consciente o inconscientemente en nuestra. Es decir, la intención es una vibración interior que va a crear plenitud y equilibrio en nuestras creaciones diarias o va a traer separación y sufrimiento en el mundo material.  Cuando manifestamos de forma egoísta, solo para nuestro propio beneficio nos separamos del verdadero proceso de creación, así pensando solo en nosotros restringimos nuestro verdadero potencial creativo. El egoísmo nos polariza entre yo y el otro, entre lo bueno y lo malo, de modo que el alma se desconecta de nuestra percepción y quedamos viviendo en la penumbra de una vida llena de falsas condiciones que solo nos enfocan en vanas ilusiones de éxito como forma de buscar la satisfacción. Entonces se nos sugiere reducir nuestra soberbia y nuestra arrogancia para poder conectar con aquello que tenemos compartir con nuestros pares. La consciencia de poder conectar naturalmente con la luz sin cuestionar la oscuridad solo llega cuando estamos presentes en el presente, sin condiciones ni pretensiones, entonces se establece la conexión con lo divino que mora en las profundidades del alma y todo se ilumina en nuestras vidas, se manifiesta el pacto. Este proceso implicar caminar hacia lo amoroso siendo conscientes de nuestros impulsos egoístas que tienden a conectarnos con el deseo del éxito y del poder. Cuando este deseo de obtener se revierte y busca dar lo mejor de nosotros a través de acciones concretas, el alma comienza a orientarse hacia su realización mientras el ego comienza a relajar su necesidad de obtener. Ofrecer esta luz de amor y bondad sin condiciones es la energía del arquetipo de Abraham que nos lleva a fluir naturalmente en el ahora. Por el contrario cuando estamos agobiados por la presión del medio en que vivimos o cuando nuestro ánimo queda disminuido porque se dispara el dolor de nuestra historia personal dejamos de fluir pero debemos saber que siempre tenemos la posibilidad de reorientar nuestra atención al plano de la misericordia. Esta dimensión que vive en nosotros, pero que no podemos ¨sentirla con el pensamiento¨, nos une a nuestro ser cada vez que la incertidumbre se hace presente; La misericordia nos trae compresión a través de un silencio que emana amorocidad. Al conectarla con el corazón nos llega una certeza que no depende del mundo de la materia sino de nuestra capacidad de estar presentes. Con la conexión al alma hecha desde el amor podemos elevarnos sobre el dolor y la duda, para así comenzar a vibrar con el principio creador que nos da la fuerza para manifestar los anhelos del alma y nos permite a la vez superar las restricciones del ego. El secreto de esta semana nos revela las 2 etapas que se hace necesario seguir para que la manifestación amorosa de quienes somos en la vida cotidiana se haga realidad. Primero debemos concebir cualquier acto desde el compartir y no desde el recibir para uno mismo. Lo segundo es comprender que lo que enfocamos con nuestra consciencia crece. Es por ello, por lo que debemos ser conscientes de como la negatividad nos afecta. Ser conscientes nos permite quitarle entidad a lo negativa, aislarlo para así poder reenfocar la energía de nuestra atención sobre aquello que queremos que se desarrolle amorosamente en nuestras vidas. Traer el bien y retirar el mal, de esta forma la conciencia se desarrolla y el egoísmo restrictivo se reduce. TRAER EL BIEN SIGNIFICA GERENCIAR LUMINOSAMENENTE LA POTENCIA DE LA FUERZA DEL ANHELO DEL SER, ES DECIR TRANFORMAR EL DESO EGOISTA EN EL ANHELO DE REALIZACION DEL ALMA, porque es a través del deseo altruista que llegamos a lo mejor en nuestras vidas. Solo cuando este deseo se transforma en anhelo podemos impulsar nuestra creatividad hacia su manifestación material. Es importante entender que la fuerza del amor y de la misericordia necesitan un orden para poder generar un equilibrio en nuestras vidas. Este orden debe alinear nuestras acciones con la luz del alma y no responder a las condiciones que el ego nos impone para alcanzar placer o éxito. El ego no tiene esa capacidad de plenitud, siempre crea nuevas condiciones mientras que el alma solo necesita expresar la luz que trae esencialmente para darnos una sensación de paz y bienestar. Es por ello por lo que cuando nuestra vida se ordena en relación a nuestras pretensiones egoístas, el amor infinito desarma esa ilusión egoísta y nos pone a empezar nuevamente en la dirección del anhelo que busca siempre expresarse en este mundo material. Esto muchas veces lleva a terminar relaciones o a dar el cierre a ciclos de trabajo debido a que el alma necesita reenfocar su consciencia para reordenar su experiencia de forma más altruista. Nos separamos de un orden aparente para ir un orden superior que nos une a nuestra luz interna por sobre la ambición del ego.  La energía de esta semana trae un orden y la autoridad que obedece al amor que nos conduce a la unidad. Cuando el orden responde al amor incondicional llega el equilibrio y la armonía a nuestras vidas.

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